jueves, 24 de marzo de 2011

La memoria nos salvará del horror de los innumerables nombres.

Lo dicho: sólo nos salvará la memoria. Fijar esta fecha en conmemoración, para reflexionar sobre los años sangrientos y silenciosos que nos tocó vivir es una mera formalidad. Hay tanto de inimaginable en los hechos que hirieron gravemente al sur de América en los 70 que parece haber sido escrito por un autor desquiciado.
Nada de eso. Fue bien real y se cometieron tantos atropellos... ¿Quién podía adivinar que un Estado se encargaría de callar a su pueblo a bala, desaparición y amenaza? ¿Quién pudo prever que primero se robarían la representación del pueblo y luego se apropiarían de sus hijos y nietos, truncarían la vida de hermanos, padres, tíos, amigos? Ninguna mente puede plantearse tanto espanto.
Personalmente, sabía de los vuelos de la muerte donde se transportaba a los detenidos medio dopados y se los arrojaba desde el avión al Río de la Plata. Esto no lo sé a ciencia cierta, pero he oído que los tiburones esperaban en el mar esos cuerpos... Es increíble pero tampoco creyó Argentina que les arrancaban los bebés de los brazos a las madres, que se llevaron la juventud de chicos de secundario que entendieron que sus derechos tenían que defenderlos y los reyes de espadas decidieron que eso les costara la vida. Sé de gente que fue desaparecida por estar luchando por mejoras en su trabajo, por mejoras en la sociedad, por querer saber qué era de sus seres queridos y otros que sólo estaban en una agenda, que sólo cometieron el delito de ser familia, amigos de los "enemigos" que los militares vieron por todas partes, especialmente si esos enemigos iban de estudiantes, periodistas, obreros, todos los obstáculos para cerrar el plan de venta del país al capitalismo salvaje que depreda.
Siempre hay un nuevo horror por descubrir. Sabía de las fosas comunes donde iban los NN pero algo todavía peor lo supe hoy: hubo detenidos que eran llevados frente a los fosos y fusilados ahí mismo. sSi la muerte no venía por la bala, la encontraban en los fosos donde ardían cubiertas...
Mi pequeño homenaje que se sale de los carriles del rumbo de este sitio pero no tanto. Ni el mejor escritor de ciencia-ficción podría haber logrado tal cúmulo de atrocidades. Igualmente, quiero recomendar, perdón por la inexactitud, el libro de Eduardo Sacheri "Un viejo se pone de pie y otros cuentos". Precisamente el cuento que da título a ese libro habla de un padre que va a ver los partidos del pueblo y va recordando a su hijo. En esos partidos recuerda cómo jugaba su hijo y el destino lo reencuentra con esas jugadas, ese estilo... Y se pone de pie. Lean y a ver si ven lo que él vio.
Tales licencias no son gratuitas. Espero que mis justificaciones no estén traídas de los pelos... Sólo quise recordar, aprovechar para hablar ahora que podemos, gritar por escrito ahora que no nos matan por pensar... Y seguir gritando cuando no nos dejen, hasta que nos callen escapado el último aliento, por ser libres.

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